No, no sé.
No sé si en realidad te extraño, no sé si me haces tanta falta.
No sé si es así, porque de hecho, no te has ido, sigues aquí.
Creo que extrañaba más la tranquilidad y la calma. Pero la verdad, sé que no lo puedo negar, porque sí, sí te extraño, creo.
O quizás lo que extraño es mi antiguo yo, o más bien, esa parte de mí, esa que ahora es tan abstracta y que no reconozco.
Esa parte que dediqué a ti... Lo mejor de mí.
Pero no me pertenecías, ni me perteneces. Por más que yo lo hubiese deseado.
No soy capaz de cruzar caminos, ni de cambiar tu historia, pero a lo mejor no es el momento, o no debo hacerlo, o no depende de mí, o simplemente no sucederá...
Por ahora, quedan las divagantes suposiciones en mi mente, que van y vienen como les place, como un boomerang.
Es como meter incertidumbre, tranquilidad, desesperación, euforia, deseo, placer y tristeza en una licuadora.
Quizás extrañe a quien creí que eras, o lo que creí que existía entre tú y yo... No lo sé.
Pero siempre fue así, un tú Y yo. Nunca como uno solo, más bien como complemento.
Y de todas formas, estoy segura que estoy mucho mejor así.
Aunque, igualmente, seguir conociéndote es lo que yo llamaría una experiencia de altibajos. Y no me molesta.
Entonces aquí estoy, de montaña rusa. En un punto que parece ser el aire.
Y al final no.
No sé qué tanto te extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario